Comparto la metáfora de Tamara Velásquez
Cuchara y Martillo se Encuentran.
Había una vez una cuchara de plata, que siempre estaba allí para servir la sopa cuando este era el menú, los dulces que se hacían para la familia y alguna que otra medicina, siempre estaba dispuesta y feliz al realizar su trabajo, a veces se ennegrecía con el tiempo pero sabía que con un pañito, siempre ese brillo característico del metal del que estaba hecha, salía a flote.
Cuchara
conoce a Martillo, una vez que había que clavar un cuadro en la cocina; Cuchara
maravillada por la habilidad, la fuerza y la persistencia de martillo, decide
preguntar: "Martillo ¿cómo hago yo, para tener tu fuerza, para clavar en tan
duras superficies?, ¿tu persistencia
con los amigos clavos, que aunque se doblen …los puedes sacar y comenzar de nuevo?, ¿y tu habilidad de hacer
tan rápido y bien tus trabajos que los amigos clavos quedan firmes, y pueden
sostener tan bellos paisajes?"
"Amiga
Cuchara", respondió Martillo, "Yo estoy dispuesto a enseñarte, con amor y
disciplina, solo debes moldear tu cabeza, estar dispuesta a perder el brillo
de la plata, por un metal mas fuerte como el acero, engrosar tu mango, para
que tu tronco y pies te sostengan y te hagan firme. Pero, sobre todo… ser
persistente, hacer tu trabajo con amor y no entristecer, porque algún amigo
Clavo se pierda.., no pueda con la superficie.., o no siempre sostenga un
hermoso paisaje. Ese es solo su trabajo... Estas dispuesto a hacerlo?"
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