3 nov 2008

Metáforas

En esta sección publicamos las metáforas escritas por los estudiantes de PNL.

Las metáforas, como bien demostró Milton Erickson, tienen la capacidad de transformar nuestras vivencias. No sabes como, quizá algún día lo sepas, quizá no, pero los cuentos nos transforman, cuando los leemos y cuando los escribimos también.


Por Maria Antonieta Benedetti, Marzo 2008:
Una vez soñé con vivir de la expresión de mi creatividad. Poco a poco ese sueño se volvió recurrente, al principio no veía la imagen de la creatividad, no sabía que forma tenía solo era una sombra, en mis sueños.
Un día decidí, que al despertarme describiría mis sueños con la finalidad de que al plasmarlos en mi realidad, no serían solo sueños.
Oh sorpresa encontré en mis sueños que la creatividad tenía forma, pero también tenía guardianes que amenazaban con comerme si me acercaba a ella. Un día me dormí con la firme convicción que yo dominaría a los guardianes y sueño a sueño fui venciéndolos uno a uno, con amor..
Solicité la ayuda de las Hadas de la ilusión, que siempre estuvieron allí, en mis sueños y en mi despertar, sin ellas no podía haber vencido a los guardianes.
Hoy sé que este sueño, ya es una realidad.
Y en este momento sé que las hadas de la ilusión, siempre estarán conmigo en todos los sueños que tenga para vencer con amor cualquier mounstruo que se interponga entre mis sueños y yo.


Por Lilian Rodriguez, Marzo 2008:
“ Había una vez en las profundidades de la tierra y en lo remoto del universo, un paraíso terrenal gobernado por cadena de infinitas montañas, con inmensa gama de verdes en su haber, marcadas por el azul de sus frías cascadas y llenas de tanta vida como matices de olores silvestres se encontraban en las frescas flores de primavera. Un único sistema donde la Vida y la Muerte convivían como uno solo y donde el viento que soplaba (ushhfffffffffff…..) suavemente sobre los arboles, los hacia bailar de emoción por la ligereza de sus movimientos; un lugar donde las flores abrían cada mañana ansiosamente sus pétalos para recibir la visita de las abejas, que a su vez con su dulce manjar llenaban de alegría el paladar de los osos y donde los Dioses del cielo se vestían de amarillos, azules o Negros y Blancos para recordarnos que los ciclos están presentes en el firmamento.
Una tierra lejana e infinita donde la Vida y la Muerte habitaban en el mismo espacio; danzando, cantando y armonizando entre ambos el vaivén de todos los elementos y seres que allí vivían. Es de allí de donde vengo, nuestra tribu al igual que el sistema tenía miles de años de existencia y al igual que sus seres había comprendido que la diversidad implica respeto y honra a tanta belleza.
Nos llamaban los COFU, porque las antiguas leyendas decían, que nacimos del CORAZON DE FUEGO de la Madre Tierra y a través del fuego purificábamos nuestro espíritu pasando a las siguientes estaciones de vida; decían que cuando nace un COFU le piden primero al Dios Sol y finalmente a la Diosa Luna que guie a los sabios sobre la energía natural que bajará a este nuevo ser; en agradecimiento se bailaba por días alrededor de las llamas de fuego que acarician el cielo, hasta que finalmente solo el chaman de la Tribu tenia en su sabio haber los cuatro elementos por los que cada ser de la tribu pasaría desde su nacimiento hasta la vuelta al Corazón del Fuego de la Madre. Sin embargo, todo este proceso era muy guardado por los sabios de la tribu, de manera que llegado el momento cada COFU enfrentaba su destino y las pruebas de su propio corazón.
Reconozco que haber sabido el proceso desde niño no hubiese ayudado para nada; porque a la final, como se convierte una lanza en arma?, sino se pule la piedra y no se pasa por fuego y agua para templarla; sin embargo para ser nieto de la chamana de la Tribu “Fenix de Fuego”, no era muy sencillo que me llamaran “corazón salvaje” y así pasé los primeros años de mi vida, “representando” este nombre, lo fuerte que era, lo indomable, y a la final tan solitario, sin creer que podía pedir auxilio, con ganas de ser tocado, besado y pidiendo con los ojos la protección y calor de la Tribu; comparado con “Fuerza del Viento”, ”Trueno fugaz”, “Dulce Amapola”, “Luciérnaga encantada”, me sentía frustrado ya que parecían llevar sus nombre con honra y respeto; y eso no había sido hecho para mi. Pasados 15 veranos, 15 primaveras, ya cansado de “representar” un personaje que no conocía, me acerque a mi abuela y le dije:
- Abuela, Porque “ Corazón Salvaje”?, ¡No entiendo, porque ese nombre! si lo único que siento es que me encierro en el fuego de mi propia alma sin poder disfrutar el fruto de la tierra y el calor de tus brazos! De que me sirve tanto fuego, si las mariposas que posan en mis manos mueren y mi mirada fulmina los pétalos de las rosas! cámbiame el nombre por favor! Imploraba una vez más. Ese día después de 15 otoños y 15 inviernos, por fin hablo de mi origen; me dijo ya estas preparado entonces para iniciar el camino inevitable de todo COFU, un camino donde vas a descubrir el origen para buscar la ruta que te llevara al final,
- “El día que naciste el viento soplo desde el norte con tal fuerza que las llamas del fuego revelador, sobrepasaron la llena Luna, trayendo a la tierra un espíritu insaciable de búsqueda, la busqueda del poder real”. “Corazón salvaje”, sería tu primer juego de poder, el poder que yace en un propio corazón y que abrasa con tal intensidad tu piel; que sientes que es mejor no tocar a nadie, porque a lo mejor quemarías el alma de los que te rodeaban. “Corazón Salvaje” debía aprender que ser parte de una Tribu y de un sistema, implicaba domar el fuego interno para que en vez de quemar diera calor a los que amaba y a lo mejor si la lección era aprendida, podría algún iluminar a quienes necesitarán de él.
Y así, por primera vez después de muchas lagrimas calientes, rodaron por mis mejillas lagrimas que refrescaban mi rostro, lagrimas que llenaban de gozo mi piel ya que por primera vez también sentía fresco el aire que lo rozaba; y así mi abuela invoco a los Dioses haciendo que Fuego revelador apareciera por primera vez ante mis ojos; y allí entré al fuego, lleno de agradecimiento, porque en sus llamas podía sentir lleno mi pecho de tanta suavidad como había soñado que existía, como había soñado que me daban; allí en sus llamas me fue revelado mi siguiente nombre “Corazón Valiente”.
Fue así donde comenzó a explorar las infinitas tierras que lo llevaron más allá de los ojos del COFU, tierras que se extendían en la lejanía y se unían en el horizonte, fue allí; don fué libre de toda comparación, fue allí donde superó el dolor de estar lejos de su tribu y donde sanó las heridas que su propio fuego le habían dejado. Fue allí, donde corrió a su manera, marco su territorio, cazó a su tiempo, aventuró entre osos, jabalíes, arboles y ríos, donde sintió lo suave de las flores, donde escucho el canto de los pájaros, donde habló con el viento del norte, y aprendió que pertenecía a todas las tribus de las altas tierras y a ninguna a la vez; aprendió que elegir lo hacia más libre que nunca y decidió que la experiencia del corazón tenia su razón de ser, en ser compartido con quienes podías amar; supo después de 15 otoños y 15 inviernos que por más que bendijera el fruto de Gaia, solo el calor del hombre era capaz de sanar todas la heridas por completo. Así que después de 15 veranos, 15 primaveras, volvió al regazo de su amada abuela y con un abrazo eterno le dijo: “estoy preparado para ingresar nuevamente al fuego, es hora de seguir cambiando; ahora sé que el fuego revelador es infinito, compasivo y amoroso; y que puedo entrar en Él siempre que haya pasado y superado un ciclo de luna o un ciclo de sol, estoy preparado y lo asumo!
Desde ese día hasta hoy lo llaman “Corazón luminoso”; un corazón que consiguió abrazar sin quemar, un corazón al que el viento del norte preparaba para ser el nuevo chaman, un corazón que encontró otro corazón que reflejaba todo el amor de su ser y al que se unió para empezar un nuevo ciclo, una nueva Tribu; un corazón que aprendió que la Vida y la Muerte habitan en su propio corazón y que el verdadero poder del fuego, es saber cuando usarlo, saber domarlo para abrigar , saber atizarlo para cocinar, saber alborotarlo para proteger y saber expandirlo para crecer.
Y Así es….


Por Fabiola Cova, Marzo 2008
Cuando soy león, disfruto de dejarme admirar, gracil, majestuoso. Sentado bajo el sol observo el espacio, mi territorio, indiferente y atento a la vez. Sólo he de soltar un rugido para que la manada tienda y el latir de ese rugir se extienda en los confines de la selva y lo escuchen todos quienes están alrededor, sabiendo que él no le teme a nada y que dada su fuerza y valentía, sin dejar de lado su belleza, es capaz de enfrentar a animales inmensos y convertirlos en su presa, sólo para nutrirse de ellos. No hay violencia, no ataca por atacar. No tiene nada que demostrar, su serena imponencia lo dice todo y emana respeto ante aquellos que los suelen mirar….


Por Enith Pulido, Marzo 2008
LA NIÑA DE LOS CUATRO ELEMENTOS
Érase una vez en una época pasada que ya desapareció para siempre pero que poco a poco regresará; un bosque lleno de árboles altos y frondosos, árboles plenos de frutos de diferentes especies, flores y arbustos que con sus aromas y colores perfumaban y adornaban el ambiente; en el centro de ese gran bosque se extendía majestuosamente un lago inmenso y profundo, con un agua tan clara que reflejaba todos los colores del arco iris.
En una noche clara de luna, se reunieron todos los elementos alrededor de el, y se preguntaron, que se podría crear, si en un acto de amor infinito se unían en perfecto equilibrio, después de pasar varias horas disertando, decidieron que a la próxima noche de luna llena se volverían a reunir para llevar a cabo su creación. Llegada esa noche, fueron arribando uno a uno, La Tierra envolvió en sus brazos al Fuego y se introdujeron al Lago, el Viento creo una gran burbuja alrededor del Fuego y la Tierra, uniéndose todos en un gran abrazo; y de repente Bang!, hubo un gran ruido, todo el bosque se estremeció, salían luces de colores y humo del lago.
A la mañana siguiente, todas las criaturas se acercaron muy reverentemente a las orillas del lago, porque querían saber cual había sido el resultado de esta unión; y encontraron una bebe, fruto del amor mas puro. Todos estaban felices, había una nueva criatura en el bosque; las aves trinaban alrededor de ella, las flores se ofrecieron para adornar su cabello y perfumarla con sus dulces aromas, el Sol dijo que siempre iluminaría su camino y la Luna le regalo un hermoso traje.
La bebe fue creciendo, todos cuidaban de ella, los viejos árboles y las Hadas del bosque le iban enseñando poco a poco lo que era la vida como ser humano y lo mas importante, le enseñaron que era libre de sentir, de pensar y de crear. Era una niña feliz, no le hacia falta nada.
Una noche, la Luna, que cuidaba muy de cerca todos sus cambios, le dijo ‘’ Ya eres una mujer, haz crecido con todos los cuidados y enseñanzas que te hemos dado, pero en el bosque también hay peligros de los que debes estar atenta’’. Oyó la advertencia pero creía que la Luna exageraba, ¿qué podía pasarle si todos en el bosque la amaban? Su vida siguió como de costumbre pero una tarde se distrajo recogiendo moras silvestres y se fue adentrando mas y mas en la espesura del bosque tropezándose con un hermoso lobo, tenia un pelaje negro, profundo como la noche, era divertido y encantador; entre conversaciones y bromas le dijo ‘’ Quiero que vengas conmigo a dar un paseo por la parte del bosque que no conoces’’ ella dudo por un momento, pero que podía pasarle lo único que ella conocía era el amor. El Lobo negro la fue llevando mostrándole lugares hermosos y poco a poco la fue alejando de lo que conocía, cuando estuvieron lejos el Lobo mancho con lodo su traje de luna, la lleno tanto, que le era difícil caminar, se burlaba de ella cuando le pedía que la ayudara a volver a casa y por el contrario la dejo abandonada en un sitio árido con la tierra resquebrajada por el sol, el lodo se seco sobre su traje y su piel comenzaba a marchitarse. Ella olvido quien era. Perdida en ese desierto, agotada y sin recuerdos, se da por vencida y cree que su destino es convertirse en parte de esa tierra que la rodea, a lo lejos ve algo que se mueve lentamente, hace señas, y al irse acercando se da cuenta de que era otro lobo, trata de huir, pero su debilidad se lo impide, este era un Lobo gris, tenia heridas muy profundas pero a pesar de eso se mantenía en pie, le da agua y suavemente se fue ganando su confianza, ella comenzó a recordar y a recuperar su piel. Se ayudan mutuamente, el la comienza a guiar al camino de regreso, al mismo tiempo que ella trataba de sanar sus heridas, pero eran tan profundas que no pudo hacer mucho por el. Cuando llegan al lado del bosque conocido por ella, el Lobo gris huye porque no soporta el dolor de sus heridas dejándola sola.
Ella no tiene muchas fuerzas pero lucha por seguir adelante, a medida que avanza escucha el susurrar del viento que trae a su mente muchas de las cosas que le habían enseñado los viejos árboles del bosque. Se pone en pie decidida a llegar de nuevo a casa. Paralelo al camino que lleva, va caminando otro lobo, este era un Lobo blanco, en su cara se reflejaba la madurez del que ha recorrido un largo camino, en su cuerpo habían cicatrices y unas heridas que ya le estaban sanando, se ven y el le dice ‘’ Yo también voy a casa’’, pero ella prefirió seguir su camino sola, no quería volver a confiar, continuaban uno al lado del otro pero hacían como si no se vieran. De pronto se sintió el aroma de flores recién cortadas y un tintinear como de campanas que daban distintas tonalidades, eran las Hadas del bosque que venían a su encuentro. Un grupo de ellas la tomaron en sus brazos y la llevaron volando por los aires rumbo al lago que la vio nacer. Otro grupo de Hadas hizo lo mismo con el Lobo blanco. Cuando ella entro al lago volvió a recuperar toda su piel, sus heridas sanaron completamente y su traje de luna volvió a resplandecer como nunca, se sintió plena y segura.
Al ir saliendo del lago vio en la otra orilla al Lobo blanco, convertido en un hermoso príncipe, sus heridas habían sanado y cuando sus ojos se encontraron, ambos comprendieron que no volverían a estar solos.


Por Judith Coronado, Agosto 2008
Judith es una niña que nació siendo un delfín, siempre cariñosa, amorosa, inocente, amable, amistosa aunque un poco tímida en sus primeras primaveras, un poco rebelde, le gustaba hacer las cosas siempre a su manera nada más. Esta delfín en tierra siempre se sintió especial, diferente y única y en un mundo donde todos son águilas, leones y animales terrestres era lógico que siempre se sintiera desencajada… como si no perteneciera a él, lo que la hacía entristecer mucho, mucho, a veces no entendía porque la habían mandado para acá, no le veía el sentido a su vida. Pero también sentía una gran inquietud en su interior como si tuviera un gran potencial que no sabía cómo descubrir ni desarrollar, siempre con deseos de mejorar su vida, como si supiera que allá afuera había algo bueno que la esperaba y tenía un gran deseo de contribuir con la evolución del planeta de manera que su paso por aquí sirva de algo, no solo para ella misma sino también para los demás… y así duro el delfín por un largo tiempo, atrapada en si misma…. Hasta que hubo un día que la delfín rompió sus propias barreras y decidió transformarse en alguien que tuviese más control sobre su vida y para esto tenía que buscar una forma en la que se pudiera adaptar mejor a este mundo y así sentirse más integrado a él, ya que era la única forma de sentirse en mas agrado y confort con su vida……… Así que se convirtió en una mariposa!!! Para poder recorrer nuevos caminos, a través de nuevas formas y colores, para experimentar nuevas horizontes y así tener más libertad de decidir cómo vivir su vida! Y así siguiendo a su corazón conoció cosas nuevas, tuvo nuevas experiencias, se supero a si misma cada vez mas lo que le concedió una mayor consciencia de lo que es este mundo y su gente y le gusto tanto pertenecer a el que ahora busca convertirse en un colibrí para volar más rápido porque su sed de conocer más este bello lugar aumenta, su necesidad de superarse y saberse más grande que antes, de explorar todas las flores bellas que la naturaleza creo para ella, que la alimentaran y la llevaran a descubrirse a si misma, a conocer el tamaño de sus sueños y la voluntad para hacerlos realidad…. A explorar sobre todo esa flor de loto que crece dentro de ella…. Eso es lo más importante…. Esa flor de loto que tanto le costó descubrir pero que ahora valora más que nada y que busca cuidar y cultivar… porque sabe que esto redundara no solo en su propio bienestar sino en aquellos que le rodean, su mundo externo, que a la final es parte de ella misma…. Ahora La colibrí sabe que le falta mucho por recorrer pero también sabe que el primer paso es el más importante y que no importa todas las transformaciones por las que tenga que pasar, siempre que sean positivas, para alcanzar la satisfacción de haber hecho todo lo que estaba a su alcance por hacer de ella y de este mundo algo mejor.... Algo que valga la pena y que sea la promesa de un futuro mejor en dondequiera que sea.


Por Liliam Subero, Agosto 2008:
El Colibrí.
El colibrí es el pajarito que vuela y aletea más rápido de todos los pájaros. Va de flor en flor alimentándose del polen más exquisito. Es vivo, alegre, con muchas ganas de vivir, de viajar, de recorrer el mundo, de aprender y de dar amor en cualquier lugar que este. Es multicolor, todos sus colores son alegres y esa alegría multicolor es la que brinda a todos los que lo ven. El Colibrí, bello colibrí, lleva amor, paz, salud vida y movimiento a quien lo ve. El vive porque vivir es su existencia, porque vivir es su única forma de saber de la vida de la existencia y de elevarse a Dios y conectarse con la tierra Madre de él y casa con toda su existencia. Ese Colibrí comenzó y conoció así su existencia. En la evolución de su vida descubrió que su vida es ver un cielo azul que recorre todo su cuerpo y su cantar lo hace más claro y más bello.
Es un verde que relampaguea el camino, donde el verdor moverá a los que quieren ver el verdor en su cuerpo, donde el Arcángel Rafael se haga dueño de ellos a través de él. Todo su ser aleteando sus alas con plumas amarillas que el Arcángel Jofiel sacude los parpados de quien los ve y siente vibrar la prosperidad que solo Dios nos brinda con su amor limpio, que es la misma pureza cristalina que conlleva a la abundancia.
Tiene el morado transmutador que vuelve su vuelo viajero un sueño hecho realidad donde el Arcángel Zaquiel y la Madre Kwuan Yin solo dejan fluir su color en su cuerpo para que yo y los que me acompañan, en un respiro inunde cada pluma y cada célula de su cuerpo.
El Dorado de sus destellos, son destellos del oro que brilla en nuestros corazones pidiendo unión de la Tierra y el Cielo con la prosperidad que sólo Dios nos manda.
El rojo difuminado es suficiente para darle fuerza al pequeño colibrí que engrandece la energía que sólo nuestro cuerpo requiere para fortalecer cada pluma que quiere volar y dejar su huella en nuestro corazón.
El color naranja, dulzor y cítrico que equilibra su existencia, la dirección de su nidal, el Colibrí solo dice “vuela, vuela” y sentirás tus emociones vivas.
El Rosado, magenta, la intuición, la percepción de saber adónde y cómo ir, el estremecer de cada visión y pensamiento porque Dios quiere que sea así, nos guía. Una flor rosada intenso que nos abre al amor cuando el rosado se une con la esencia sentimental. Volando Dios hace que vuele y acaricie en su volar nuestro corazón, sediento de amor y comprensión.
El Colibrí sigue volando en la inmensidad y sabemos que su camino, que es el nuestro, en la Corona nos hacemos uno en la búsqueda de Dios, uno en la búsqueda de nuestro fin, en hacernos uno con nuestra Fuente, con nuestro Padre y Madre creador celestial.
El colibrí y yo, Dios y Nosotros, el amor hecho uno, todos nosotros unidos, Dios en uno.
No supe lo que era volar, no supe lo que era amar, la plenitud, El Tao, no se puede definir.
En ese sublime momento llegó una tormenta que hizo que el Colibrí diera vueltas y vueltas y se sintiera desconcertado. Con el pasar del tiempo se fue recuperando y esforzándose para volver a emprender su vuelo. Con la ayuda de todos sus amigos abrió la ventana al arco iris del éxito y se lanzó a volar y a ver a Dios dentro de él y en todo lo que existe. Dió su paso definitivo y productivo para él y para todos, está en su realización.
Ya El Colibrí sabe volar y sabe amar, ahí va…


Por Mercedes Barrios, Agosto 2008
Había una vez una conejita que corría por un bosque en busca de lindas y nuevas experiencias, se preguntaba a si misma, ¿cuando me ocurrirá algo grandioso, increíble y que llene mis expectativas de ser inmensamente feliz? Los días pasaban y nada interesante ocurría, un día habló con su esposo conejo, y le expreso su inquietud de transformación, y le manifestó su falta de seguridad.
El conejo le dijo:
- Tienes que tener fe en ti misma conejita, debes saber que tú puedes lograr todo lo que te propongas. Lo bueno, lo grandioso vendrá a ti cuando tu creas que eso es posible.
Ella le respondió:
- Ah, pero habrán cambios en nuestro hogar, ¿crees que eso no te afectara?
El dijo:
- Claro que no, la felicidad que hayas encontrado la podemos compartir entre todos. Si tú eres feliz, nuestros hijos y yo seremos felices, solo tienes que atreverte a conseguir tu anhelado sueño y tendrás el éxito total.
Ella le contesto:
- En verdad conejo mi anhelado sueño es muy importante para mi, deseo poder transmitir a los animales del bosque todos los aprendizajes que tengo, para ayudarlos a encontrar la felicidad y la luz en el camino del amor, la bondad y la fé en si mismos esto hará que yo sea inmensamente feliz.
De seguro lograremos tener el más bello y armonioso bosque que hayas imaginado.


Por Orlando Guzman, Agosto 2008
Una vez yo me detuve en un pueblo y observé una discusión entre presuntos expertos que sostenian contrastantes puntos de vista. Un hombre alto y flaco decia: “Eterno es el mundo, esta es la verdad”. Otro de baja estatura y gordito decia: “Eso es falso, yo tengo las pruebas”. La discusión continuaba ofendiendose uno al otro. Entonces yo dije: “Estos disidentes, hermanos que tanto discuten, son ciegos y nada ven, no distinguen lo real de lo irreal. En otra epoca había un hacendado en esta comarca. El llamó a un joven y le dijo: ven buen hombre y reúne a todos los ciegos de la localidad en la plaza y les enseña mi hermoso caballo para que cada uno lo toque en sitios diferentes. “Muy bien señor “ dijo el hombre e hizo lo que se le había pedido exclamando: “! Oh ciegos, este es un caballo”!. El que le tocó el lomo dijo que era “un granero, el que palpó los dientes dijo que era “un arado2 y así cada quién decia algo distinto. Luego empezaron a pelearse gritando: “Es eso”, “No es eso”, y así sucesivamente, hasta que empezaron a darse golpes.
Entonces hermanos, el hacendado se deleitó con la escena y se rió mucho. Yo dije:”Así son esos disidentes, son ciegos, no ven, no conocen la verdad,y sin embargo sostienen que es de tal y de tal modo”. Nuestra mente es así, opinamos en base a las percepciones sensoriales y nos llenamos de ilusiones sin diferenciar lo real de lo irreal. El dedicar nuestra existencia a buscar la verdad, a entender quienes somos, nos impulsará a encontrarnos a nosotros mismos y por consiguiente a lograr la tan anhelada paz interior. A disfrutar de una vida feliz, sanando nuestra existencia con un trabajo espiritual consciente y constante, el cual solo se logra a través de la purificación, el servicio o dicho en otras palabras, se trata de sanar nuestros cuatro cuerpos en evolución: físico, mental, emocional y espiritual, cuestión que alcanzaremos cuando tengamos los pensamientos, sentimientos, palabras y obras correctas. Se trata también de practicar el servicio, que no es otra cosa que cultivar la caridad, ayudar a nuestros semejantes de manera desinteresada sólo por amor al ser humano. La vida es toda una experiencia. Es para sentirla, no sólo para pensarla, la creación es una experiencia viva. El mito es creer que somos criaturas , el hecho es que todo lo que experimentamos en nuestras vidas lo estamos creando, estamos conscientes o no de ello. Este es el tiempo de develar el mito y así dejar de ser victimas o criaturas sin control y crear nuestra vida como realmente queremos, de una manera libre y espontánea, deliberadamente. Quien siente, vive y puede crear, quien no siente sólo piensa. Yo creo ( manifiesto ) loque creo ( considero cierto ) , porque creer y crear son un mismo movimiento. La causa de mi presente es mi pasado así como la causa de mi futuro será mi presente. Conociéndome a mi mismo seré libre y fuerte y dejaré de ser un titere de las circunstancias. Yo mismo soy mi destino y nadie puede sustituirme en la construcción de mi destino. Finalmente, creo todo lo que creo porque creyendo estoy creando todo lo que se manifiesta en mi vida.


Por Yajaira Lastra, Agosto 2008
Esta era una princesa que estaba dormida, un día llego una hada la toco con su varita y la princesa despertó de ese profundo sueño y se di cuenta del tiempo perdido, decidió emprender un viaje donde aprendió que nunca es tarde cuando se tienen las ganas de aprender y tuvo la suerte de encontrar en su camino personas maravillosas que le extendieron las manos; le enseñaron lo hermosa que es la conexión con dios, también encontró dos hermosos niños que le llamaron mama.
Desde ese momento sintió un inmenso sentimiento de amor y le dio gracias a dios por enseñarle lo grande que es la vida y lo maravilloso de aprender, que cada día hay nuevos retos para lograr un mejor conocimiento, donde ella sintió paz y felicidad. A partir de ese momento se sintió dichosa de ser una princesa muy querida.


Por Silvia Fernández, Noviembre 2008:
Aquel día decidí nacer de nuevo, aún no se que forma tengo, sólo se que todo está oscuro, no estoy segura de estar dentro o fuera de quien deba traerme acá.
Oigo algo pero muy lejos… ya no está tan oscuro pero se siente igual sólo que un poco más frío, al menos puedo moverme más, creo que ya estoy afuera.
Hay una luz pequeñita a lo lejos, no se que será pero voy a seguirla, suena divertido.
Luego de un largo rato nadando la luz ha desaparecido, Mía estaba perdida en la oscuridad de lo profundo del mar.
Qué he hecho!!?, ahora no se dónde estoy, no hay nadie por aquí. Mía observa hacia arriba y ve que hay más claridad, así que decide nadar de vuelta a la superficie.
Ahh, que luz tan hermosa! Se siente muy bien, me calienta el cuerpesito. Por primera vez los ojos azules de Mía veían el sol, su impresión fue tal que nunca olvidó esa imagen, el sol brillaba como nunca y luego de venir de las profundidades el resplandor la enceguecía.
Mía estaba realmente feliz, saltaba en la superficie una y otra vez, sentía que volaba cuando estaba fuera del agua. En uno de sus regresos al mar conoció a Eddy en la columna de burbujas en la que se sumergía.
Eddy era un pececillo plateado muy pequeño en comparación con el tamaño de Mía, sus curiosos ojos negros lo hacían ver divertido por lo que Mía decidió acercarse y juguetear con el.
Me gusta ver el sol, le dijo Mía a Eddy un día, quieres venir conmigo?
Eddy aceptó con gusto, nadaron juntos a la superficie y admiraron el brillo del sol unos instantes, luego se despidieron.
Eddy no tenía mucho sentido de la realidad, vivía entretenido en una columna de burbujas que se mantenía saliendo de un coral, él se dejaba llevar por las burbujas y cuando cesaban caía sobre el coral donde esperaba a que volvieran a salir las burbujas una y otra y otra vez.
A Mía le gustó mucho ver el sol en compañía de Eddy, así que decidió ir en busca de el, lo encontró en el mismo lugar donde se conocieron, observó que cada vez que las burbujas dejaban de salir Eddy caía al coral y se lastimaba; pensó que si entraba en la columna de burbujas con el lo ayudaría a salir de allí y dejaría de lastimarse, pero sus intentos fueron vanos, revoloteaba en las burbujas con Eddy pero luego caía también en el coral y se lastimaba; Eddy estaba tan encantado jugando con las burbujas que no se daba cuenta de que su cuerpesito estaba sufriendo.
Mía, entristecida por no poder ayudar a Eddy, lo dejó y se fue nadando en otra dirección donde se encontró con Sara.
Sara era un pez dorado muy brillante, sus escamas brillaban con el roce del agua, sus ojos eran de un verde esmeralda impresionante.
Sara también estaba un poco triste por esos días, así que decidieron nadar juntas un rato y hacerse compañía.
Sara había nadado por otros sitios distintos a los que conocía Mía y en algún lugar se había encontrado un resto de coral que parecía una llave.
Un día nadaban las dos cuando se toparon con un gran coral del que salían voces, Sara tomó su llave y colocándola en un rendija del coral pudieron entrar. Adentro había un cardúmen de peces que nadaban en círculos porque así conseguían la felicidad. A Sara y a Mía les pareció fantástica la idea de unirse a ellos ya que ambas estaban tristes y así decidieron nadar un rato en círculos junto a los demás.
Allí Mía conoció a Al, era un pez grande, con rayas azules, sus ojos blancos y brillantes impresionaron a Mía. Al parecía despreocupado y alegre. Cuando conoció a Mía le regaló algunas de sus escamas azules que tanto le gustaban, esperando que Mía las apreciara tanto como él. Nadaron juntos un rato hasta que Mía de tanto nadar en círculos se mareó y vió que la felicidad no estaba dando vueltas en un círculo.
Dónde podría estar la felicidad?, se preguntaba Mía, así que un buen día decidió nadar a un arrecife donde decían que se podía encontrar la felicidad.
Partió Mía hacia el arrecife, nadó sola por varios días hasta que finalmente llegó. AL principio no le pareció muy acogedor el lugar pero pasados unos días conoció a Marcel.
Marcel era un pez espejo, sí, eso mismo, un pez espejo; reflejaba la imagen de quien le interesaba, y por eso cautivaba a todo el que lo conocía y lo miraba. Mía no fue la excepción.
Al verlo Mía observó el azul profundo de sus ojos y la ternura de su rostro reflejada en Marcel y se sintió tan a gusto, finalmente conocía a otro ser igual a ella; eso seguramente era la felicidad.
Con el paso del tiempo Mía seguía visitando a Marcel, a pesar de que estaba lejos, conversaban largas horas y ambos lo pasaban muy bien.
Un buen día, Mía se encontró a otro delfín en el camino, juguetearon un rato y prometieron volver a verse. Mía muy contenta fue a su acostumbrado encuentro con Marcel a decirle que había visto a otro igual a ellos. Marcel al escucharla sintió que perdería a Mía para siempre y se molestó, tanto que por primera vez mostró su imagen real frente a Mía, ya no quería ser el reflejo de ella, se sentía traicionado, ahora era un pez rojo de ojos negros profundos, sus aletas eran filosas y al abrirlas logró lastimar a Mía; al ver esa imagen Mía nadó despavorida y se alejó para siempre del arrecife donde creyó haber encontrado la felicidad.
Muy triste tuvo que aceptar que lo que veía en Marcel era solo una ilusión, en el fondo deseaba verse a si misma y lo había conseguido, ese era su único consuelo.
De regreso Mía encontró nuevamente a Sara, ella con su llave mágica invitó de nuevo a Mía a conocer algo nuevo detrás de alguna puerta, así nadando en cualquier dirección llegaron a un barco hundido.
Sara, con su maestría en el manejo de su llave, abrió una puerta; Mía entró inmediatamente, era realmente sorprendente todo lo que veía, cada espacio del barco era fascinante, eran tantos los detalles que Mía no alcanzaba a comprenderlos todos, eran como mil puertas a otros lugares, cada vez que volvía a un sitio lograba ver cientos de cosas distintas a la vez anterior.
Curioseando por todos los rincones del barco Mía encontró nuevamente al delfín que conoció el que Marcel le mostró su verdadera imagen; esta vez estaba acompañado de un delfín más pequeño.
Estaba realmente feliz, los tres paseaban por todos los espacios del barco, jugaban y reían hasta el cansancio.
Esto quizás se parecía mucho a la felicidad que buscaba Mía.

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