14 nov 2010

Metáforas

Estoy en un cuerpo de fino y abundante pelo, flexible y ágil, tanto que puedo trepar hasta donde quiera y desde allí observar el mundo a mi antojo.

Es que me encanta observar, me mata la curiosidad, me gusta descubrir y sé que aún viendo lo mismo puedo encontrar cosas nuevas, así que no me canso de mirar.
Algunas veces me he golpeado por actuar impulsivamente y brincar sin medir con precisión, pretendiendo ser más rápida que mi presa, por suerte, hasta ahora, mi flexibilidad ha impedido que me haga daños mayores.  Y no voy a negar que por ratos me ha paralizado la frustración de no alcanzar el objetivo, pero mientras lo siga viendo, no tardaré en reintentar alcanzarlo, midiendo mejor o buscando otra estrategia.
Me gusta la paz y la tranquilidad, mis espacios cotidianos y mi almohada para soñar… es tan confortable. Prefiero el silencio o las melodías suaves, mis oídos son sensibles a la bulla y los sonidos estridentes.
Necesito que mi entorno esté limpio, en especial mi arena, tanto como mi cuerpo, que lamo y lamo hasta que me siento a gusto. No soporto la suciedad.
Al final de la jornada, disfruto acurrucándome en un lugar tibio, seguro y amado.
Luisa Laya

1 comentario:

Anny Ojeda dijo...

Parece me estan describiendo mi SER, es un espejo para mi cuerpo, alma y espíritu.