Ejercicios de Poder


Opciones

Desarrollado por: Elisabeth Tepper Kofod
Útil para: Tomar una decisión cuando existen diferentes opciones.
En este ejercicio se toma como fundamento que el ser humano sabe lo que más le conviene, aunque no sea consciente de ello.  La mente inconsciente le brindará las respuestas. 
Para este ejercicios necesitas hojas en blanco, lápiz y marcadores de colores.

1)   Definir el problema y el resultado deseado.
Define el problema como la distancia que existe entre el estado presente y el estado deseado.
2)   Verifica la ecología del estado deseado
Realiza las preguntas de ecología:
-        ¿Cuáles son las consecuencias de esta acción?
-        ¿Qué perderás si realizas este cambio?
-        ¿Qué estás dispuesto a hacer?
-        ¿Vale la pena?
-        ¿Qué ganarás si realizas este cambio?
-        ¿Cuál es el precio que tienes que pagar por realizar este cambio? ¿Estás dispuesto a pagarlo?
-        ¿Qué tiene de bueno tu situación actual?
-        ¿Cómo puedes mantener esos aspectos positivos mientras realizas el cambio?
-        Pensando en las personas del entorno de esa situación… ¿Cómo tu cambio los afectará?
-        ¿Va en contra de cualquiera de sus valores?
-        ¿Cómo reaccionarán?
-        ¿Es esto importante para ti?
-        ¿Estás dispuesto a asumir las consecuencias de este cambio?


3)   Determina TODAS las opciones posibles
Determina cuales son todas las opciones posibles para llegar al estado deseado y ten en mente la ecología.
Escribe (cliente) una opción por página a lápiz. 
Cuando estén todas las opciones listas (al menos 3) incluye una hoja en blanco que representa “no hacer nada”. 
Ponlas boca abajo y cambia el orden (sin que el cliente las vea).  Coloca un número con un marcador o rotulador.
4)   Calibra cada opción
Coloca todas las opciones boca abajo en el suelo, con los números hacia arriba.
Párate sobre cada opción y calibra.
En una escala del 1 al 10, responde: ¿Esta opción me lleva a mi estado deseado de forma ecológica?
Toma nota de la calibración y la puntuación que le das a cada opción.
5)   Define la mejor opción
Ahora voltea las opciones de mayor a menor puntuación.
¿Qué sientes al respecto?
¿Hay alguna parte de ti que no está de acuerdo?  ¿Cómo puedes hacer que funcione para ti?
6)   Acompasa a futuro y Ancla
Acompasa a futuro.
Ancla






Deja que se vaya!
Un sencillo ejercicio: Deja que se vaya ­
1era Parte.

Autor desconocido.

NOTA: Es importante que lo VAYAS HACIENDO a medida que lo leas.

Toma un lápiz, una piedrita o cualquier objeto pequeño que estarías dispuesto a dejar caer sin pensarlo dos veces. Ahora agárralo y sostenlo frente a ti. Apriétalo fuerte. Imagina que ese objeto es uno de los sentimientos que te limitan, y que  tus manos representan tu conciencia o tu carácter.  Si sostienes el objeto por tiempo suficiente, podría comenzar a sentir incomodidad, aun cuando te parezca familiar.
Ahora, abre tu mano y deja caer el objeto. Nota que tú lo estabas sosteniendo. No estaba pegado a tu mano. Lo mismo sucede con tus sentimientos. Tus sentimientos son algo que tú sostienes, no son algo que está “pegado” a ti.
Sostenemos nuestros sentimientos y nos olvidamos que los estamos sosteniendo. Cuando nos sentimos molestos o tristes, no decimos típicamente “Me siento molesto” o “Me siento triste”.  Decimos “Estoy molesto” o “Estoy triste” o quizás “Tengo rabia” o “Tengo tristeza”.  El detalle es que lo convertimos en parte de nosotros, sin darnos cuenta de que es un proceso que tiene principio y fin.  Sin darnos cuenta, nos identificamos con lo que estamos sintiendo.  Con frecuencia, creemos que un sentimiento está “pegado” a nosotros.  Esto definitivamente no es cierto, siempre estamos en control, solo que no lo sabemos.
Ahora, deja que el objeto se vaya (se caiga).
¿Qué sucedió? Tú dejaste que el objeto se fuera y cayó al piso. ¿Te dolió?
Por supuesto que no.  Esto es lo que queremos decir con “deja que se vaya”.
Tú puedes hacer exactamente lo mismo con cualquier emoción (claro, las negativas): Elije dejar que se vaya.
Manteniéndonos con la misma analogía: Si tú caminaras con tu mano abierta, te resultaría muy difícil sostener el objeto ¿No es así? De la misma manera, cuando aceptas un sentimiento, estás abriendo tu conciencia, y esto le permite al sentimiento caerse solo, tal como las nubes pasan por el cielo o el humo de una chimenea sale y sube y se difumina en el aire.  Es como si le quitaras la tapa a una  olla de presión.
Ahora, si tomas el mismo objeto, lápiz, piedrita o lo que sea y le aumentas y le aumentas aún más el tamaño, podrías llegar a ver los espacios entre moléculas  y átomos. Cuando navegas hasta el propio núcleo de un sentimiento, observarás un fenómeno comparable: realmente no hay nada allí.
A medida que te vayas convirtiendo en un maestro del dejar ir, vas a descubrir que aún tus sentimientos más profundos están justo en la superficie.  En el núcleo hay vacío, silencio y paz.  En efecto, muchos de nuestros sentimientos tienen tanta substancia como una pompa de jabón. Y tú sabes lo que pasa cuando tocas una pompa de jabón con un dedo: Hace “pop” y desaparece. Eso es exactamente lo que sucede cuando te sumerges en el núcleo de un sentimiento.
Todo lo que necesitas es estar tan abierto al proceso como puedas. Dejar ir te liberará para alcanzar más claridad de pensamiento, aunque este no es un proceso para pensar.
Lograrás más del proceso de dejar ir, mientras más permiso te des para verlo,  escucharlo y sentirlo, más que pensar acerca de cómo funciona.
Trabaja con tu corazón, no con tu cabeza.

Elige dejar que se vaya.
2da Parte
Consigue una posición cómoda y enfoca tu atención hacia tu interior. Tus ojos pueden estar abiertos o cerrados.
Paso 1: Elije un asunto con respecto al cual te gustaría sentirte mejor.
Concentra toda tu atención en ese asunto.  Date el permiso para lo que sea que sientes con respecto a ese asunto.  No tiene que ser un sentimiento fuerte.  De hecho, puedes chequear cómo te sientes acerca del ejercicio y lo que quieres obtener del mismo.  Simplemente dale la bienvenida al sentimiento y permítele ser tan pleno como puedas.
Esta instrucción puede parecer muy simple, y en realidad tiene que serlo.
Muchos vivimos en nuestros pensamientos, imágenes e historias acerca del pasado y el futuro, más que estar conscientes de cómo nos sentimos en este momento (en el presente).  El único momento en el cual podemos realmente hacer algo acerca de la forma en que nos sentimos es en este preciso instante, es decir, AHORA.  No necesitas esperar a que un sentimiento sea fuerte, para dejarlo ir.  En efecto, si tu sentimiento está adormecido, pequeño, vacío o mínimo, lo puedes dejar ir tan fácilmente como otros de mayor peso.  Sencillamente haz lo mejor que puedas.  Mientras más trabajes con este proceso, más fácil será para ti identificar lo que estás sintiendo.
Paso 2: Hazte estas tres preguntas:
¿Podría yo dejar que este sentimiento se vaya?
¿Podría permitir que este sentimiento se quede aquí?
¿Podría yo darle la bienvenida a este sentimiento?
Estas preguntas están apenas preguntándote si te es posible tomar acción.
“Si” o “No” son respuestas aceptables.  A menudo lo dejarás ir aún si dices “no”. A tu mejor entender, responde a las preguntas espontáneamente, con un mínimo de pensamiento, manteniéndote alejado de una “segunda opinión” dada por ti mismo, o de caer en un debate interno acerca de los méritos de esa acción o sus consecuencias.
Todas las preguntas usadas en este proceso son deliberadamente simples.
No son importantes en si mismas, sino que están diseñadas para señalarte la experiencia de dejar ir, y a la vez la experiencia de dejar de sostener algo. Continúa al paso 3, independientemente de cómo respondiste a la primera pregunta.
Paso 3: No importa con cuál pregunta comenzaste, hazte esta: ¿Podría? En otras palabras ¿Podría yo dejar ir eso?
De nuevo, mantente tan lejos como puedas de los debates mentales.  Recuerda que estás haciendo este proceso por ti mismo, con el propósito de conseguir tu propia libertad y claridad.  No importa si el sentimiento es justificado o si ha durado mucho tiempo.
Si la respuesta es “no” o si no estás seguro, pregúntate: “¿Preferiría tener este sentimiento, o preferiría liberarme del mismo?” Aún cuando la respuesta sea “no”, continúa con el paso 4.
Paso 4: Hazte esta simple pregunta: ¿Cuándo?
Esta es una invitación a dejarlo ir AHORA (ya, justo en este instante). Tu puedes darte cuenta que es fácil dejarlo ir. Recuerda que dejarlo ir es una decisión que puedes tomar en el momento que así elijas.
Paso 5: Repite los cuatro pasos anteriores con la frecuencia que sea necesaria hasta que te sientas libre de ese sentimiento en particular.
Probablemente encontrarás que dejas ir un poco más en cada paso del proceso.
Los resultados pueden ser muy sutiles o muy rápidamente.  Si eres persistente, los resultados se harán más y más notables. Puedes descubrir que tienes varias “capas” de sentimientos acerca de un tema en particular.  Sin embargo, lo que dejes ir se habrá ido para tu beneficio.